jueves, septiembre 18, 2008

Un cuento de vacaciones de verano

Tengo entre mis manos la novela de Khaled Hosseini, Cometas en el cielo.
La edición que he leído es una edición de bolsillo de la editorial Salamandra.
En inglés la novela se llama The Kite runner, El corredor de cometas (o volador de coemtas, diríamos en español).
Hace tiempo que no he leído una novela que me haya impactado tanto, que haya hecho que me olvide de todo menos de la historia que cuenta, que al recordarla crezca, rediviva, señalando nuevas aristas y descubriendo en ella nuevos horizontes en un mundo imperfecto.
La historia de Hassan y de Alí, de Baba (que es papá, como todo el mundo sabe), de Rahim Kan y mía, de Amir. Una historia de los últimos treinta años de la vida de nuestro mundo, de mi mundo; una historia que parece lejana, pero cierne sus tentáculos sobre mi vida, sobre mi mundo, que también es el vuestro.
Afganistán no está tan lejos.
Es una historia de locura colectiva y de encuentro de la cordura personal.
¿Qué locura hace que se desprecie tanto en nombre de los que sea las imperfecciones (supuestas o ciertas) del otro?
Me hece presente a mi amigo Kamram, que en paz descanse, cuyo espíritu aparece en la novela, que sufrió esta locura de la revolución islámica en Irán, que lo perdió todo, pero cuyo recuerdo perdura en nuestros corazones, en el de su mujer y en el de su hijo, y descansa en Madrid, lejos de su Irán natal.
Sé por él y por ellos que cuanto se cuenta en esta novela no es nunguna exageración.
Y maldigo la máquina que engendró el engendro que ha hecho el mundo más irrespirable desde que existe más intolerancia, más violencia, más odio... Ese es el fruto del dinero manchado de negro del petróleo y de rojo de la sangre en donde se ha ahogado la dignidad humana más elemental.
Vosotros tenéis las claves.
Chema.

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